Los mejores consejos para tus primeros días en el CEFOR

El paso de la vida civil a la vida militar es, sin duda, uno de los mayores retos personales a los que te enfrentarás. Dejas atrás rutinas conocidas, libertades diarias y una forma de vida que cambiará radicalmente en cuestión de horas. Entrar en un CEFOR de las Fuerzas Armadas españolas supone adaptarse a un entorno de disciplina, respeto y compañerismo, donde cada acción cuenta y cada decisión tiene un impacto en el grupo.

Muchos nuevos aspirantes llegan con ilusión, pero también con cierto vértigo. Es normal: no se trata solo de superar pruebas físicas o teóricas, sino de transformarte en un soldado. Por eso, conocer algunos consejos prácticos antes de pisar el cuartel puede marcar la diferencia entre vivir el periodo de adaptación como un caos o como una oportunidad para crecer.

A continuación, te presentamos cuatro pilares fundamentales que te ayudarán a superar con éxito tu ingreso en el centro de formación militar y a convertirte en el soldado que siempre quisiste ser.

Tabla de contenidos

La importancia de la jerarquía

Si hay algo que define a las Fuerzas Armadas, es la jerarquía. Desde el primer día, deberás aprender los empleos, nombres y rangos de tus mandos directos. Hasta que los memorices, trata siempre a todo el mundo de “usted”. Recuerda: en el ejército, la antigüedad es un grado, y  un soldado raso con más tiempo en el cuerpo tiene autoridad sobre ti.

Nunca discutas las órdenes, aunque no las entiendas. La disciplina y la obediencia son esenciales. Tu actitud marcará la impresión que causas: obedece con energía, sin mostrar descontento ni desgana. Cuando te ordenen desplazarte, hazlo con rapidez —en muchos casos, corriendo—. Ya aprenderás cuándo corresponde hacerlo, pero al principio, más vale pecar por exceso de entusiasmo que por falta de compromiso.

Esta actitud activa, respetuosa y disciplinada será la base sobre la que construirás tu reputación dentro del centro y, más adelante, en tu unidad.

Tu imagen: tu carta de presentación

En el entorno militar, tu imagen habla por ti antes de que digas una palabra. Llega al centro con el pelo ya muy corto y sin extravagancias. Evita degradados o estilos llamativos: cuanto más uniforme, mejor. No lleves pendientes ni piercings, aunque los tapes con tiritas, ya que podrían suponerte sanciones.

Cuida tu uniforme y mantenlo siempre limpio. Una pastilla de jabón Lagarto puede ser tu mejor aliada para lavar la ropa en el lavabo cuando sea necesario.

Tu cama y tu taquilla serán tus únicos espacios personales: mantenlos impecables, ordenados y revisa su aspecto constantemente.

Recuerda también las normas básicas de comportamiento: nada de manos en los bolsillos, apoyarse en paredes o sentarse en bordillos. Estás en un cuartel, y cada detalle cuenta. La forma en la que te presentas y comportas refleja tu compromiso con el grupo y con la institución.

Camaradería y actitud: el alma del soldado

El espíritu de compañerismo es uno de los valores más importantes de la vida militar. Desde el primer día entenderás que tú y tus compañeros sois una unidad. Habrá momentos en que sufras castigos por errores que no cometiste, o viceversa. Es parte del proceso. La camaradería debe ser tu familia: aprended juntos y superad las dificultades como equipo.

No temas equivocarte. En las Fuerzas Armadas, se espera que falles —lo importante es hacerlo con energía y ganas de mejorar—. Los instructores valoran a quien se esfuerza y mantiene buena actitud, incluso cuando se equivoca. En cambio, la pereza o la desgana no tienen cabida.

También deberás aprender a desconectar del mundo exterior. Tu familia, pareja y amigos tendrán que esperar a que tengas tiempo libre. Si pasas el día pendiente del móvil, te arriesgas a sanciones o incluso a que se te rompa el dispositivo durante los ejercicios.

Y, en los ratos libres, actúa con responsabilidad. Evita excesos de alcohol, sustancias prohibidas y, sobre todo, las peleas. Todos los años hay aspirantes que son expulsados del periodo de formación por comportamientos fuera de lugar.

Redes sociales: una trampa silenciosa

En la era digital, las redes sociales pueden ser tu peor enemigo si no sabes manejarlas con prudencia. El Ejército y las redes sociales no se llevan bien, y con razón: publicar fotos o vídeos en los que aparezcan instalaciones militares críticas está terminantemente prohibido y puede acarrear sanciones graves, incluso penales. Y en la mayoría de casos, el aspirante desconoce esos sitios. 

Aunque muchas publicaciones no vulneren directamente la normativa, cierto tipo de contenido es muy mal visto dentro del entorno militar. Subir fotos innecesarias, hacer comentarios inapropiados o compartir material desde el cuartel puede marcarte negativamente ante tus mandos y compañeros.

Recuerda: una vez que algo está en internet, dejas de tener control sobre ello. Piensa antes de publicar. Mantén tu perfil discreto y profesional, y evita mostrar información relacionada con tus actividades, tu unidad o tu localización. La seguridad y la imagen de las Fuerzas Armadas son una responsabilidad compartida, y tú formas parte de ella.

Disciplina, actitud y compañerismo

En definitiva, entrar en un centro de formación militar no es solo un cambio de vida: es una transformación personal. No saldrás siendo el mismo. Te enfrentarás al cansancio, al estrés y a la nostalgia, pero también a la oportunidad de forjar una versión más fuerte, disciplinada y resiliente de ti mismo. Si mantienes el nivel que te exigen, respetas la jerarquía, cuidas tu imagen y confías en tus compañeros, superarás con éxito esta etapa que marca el comienzo de tu carrera militar. 

Especialistas en las Fuerzas Armadas

En Academia Métodos, llevamos más de diez años acompañando a aspirantes a militares hasta las puertas del CFOR, gracias a ser la academia online, líder en España en preparación para la oposición a las Fuerzas Armadas. El conocimiento y experiencia adquirido te aseguran que no solo llegarás preparado, sino con la confianza y organización necesarias para superar cada etapa.

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